Partiendo de una lubina sin escamas ni tripas (si no hay que hacerlo en casa), le cortamos la cabeza con un cuchillo cebollero bien afilado.
Introducimos el cuchillo por la parte de la aleta dorsal, sobre las espinas, marcando bien el lomo desde la parte de la cabeza hasta la parte de la cola. Una vez cortada la piel, entera, vamos abriendo la carne con la mano, mientras raspamos las espinas con la punta del cuchillo.
Una vez que hemos cortado hasta la cola, nos quedarán unidas a la carne del pescado las espinas de la zona de la tripa, estas las quitaremos después, por lo que, para sacar el filete pondremos el cuchillo mirando hacia a la cabeza y, sujetando la lubina fuerte por la cola, daremos un fuerte tirón para cortar las espinas y poder separar totalmente el lomo del resto del cuerpo.
Una vez que tenemos el filete de lubina, retiramos con cuidado las espinas de la parte de las tripas, cortando en forma de filete desde la parte central hasta el lateral, y retiramos las espinas centrales que unen las espinas de las tripas con las espinas de la aleta dorsal. En este caso haremos un corte en perpendicular para poder retirarlas todas.
Nos aseguraremos que no hemos quedado ninguna espina, pasando los dedos por donde hemos retirado las espinas, si queda alguna se retira, si no procedemos a retirar la piel.
La piel la retiraremos desde la parte de la cola a la de la cabeza, pegando bien el filo del cuchillo a la piel y llevándolo hasta la cabeza colocado en diagonal.
Una vez que tenemos listo uno de los lomos de lubina, hacemos la misma operación para sacar la otra suprema... Ya no tienes excusa para no saber cómo sacar filetes de lubina.