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- Receta de huevos escoceses
Por su dorado y crujiente rebozado y por su sabroso interior formado de rica carne picada y núcleo de huevo cocido, estos huevos escoceses ¡te cautivarán!
Para hacer estos huevos escoceses, lo primero que haremos será cocer los huevos en un cazo con abundante agua hirviendo.
A los cuatro minutos, sacamos los huevo con la ayuda de un cazo y los pasamos a un recipiente con agua fría para parar la cocción.
Dejamos que los huevos con los que haremos estos huevos escoceses se enfríen y mientras, en un bol, ponemos la carne picada, la salpimentamos y la mezclamos con un poco de perejil fresco picado y una pizca de nuez moscada.
Pelamos los huevos y a continuación, montamos los huevos escoceses.
Dividimos la mezcla de la carne picada en 6 porciones iguales y tomamos una de las partes, la extendemos sobre la palma de nuestra mano, colocamos un huevo en el cetro y cerramos a modo de puño para que el huevo quede totalmente cubierto por la carne.
Damos forma redondeada a nuestros huevos escoceses y reservamos en un plato mientras hacemos lo mismo con el resto de ingredientes.
Ponemos a calentar una sartén amplia con abundante aceite para freír y mientras se calienta, rebozamos los huevos escoceses.
Pasamos cada uno de ellos primero por el cuenco con harina, seguidamente por el del huevo batido y de ahí, al recipiente con el pan rallado.
Cuando el aceite esté caliente, freimos con mucho cuidado los huevos escoceses hasta que estén dorados. Retiramos sobre un papel absorbente y posteriormente al plato para servir.
Foto orientativa: fugzu
Croqueta de carne con huevo cocido como sorpresa. La sorpresa la tendrán en el momento de cortarla, ya que hasta entonces nadie sabrá que tienen relleno.
Son unos huevos muy laboriosos pero muy ricos, no necesitas pan, puedes usar la bechamel para recoger la yema.
Haz tus huevos duros perfectos, gracias al cuidado de la temperatura y el tiempo de cocción. Quedan ideales para acompañar otros platos o rellenarlos.
Los huevos escalfados son huevos cocidos sin cáscara en agua con vinagre, quedando la yema líquida y la clara cuajada. ¡Son exquisitos!