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- Receta de pan de muerto
El día de muertos o día de los difuntos, en ninguna casa deberían faltar las hojaldras, unos esponjosos panes dulces caseros muy típicos en México.
Echamos la harina en una mesa limpia y con un bol hacemos un hueco en el centro, dejando la harina como un volcán. El agujero debe ser grande, pues debe dar cabida a todos los ingredientes de la masa del pan de muerto (u hojaldra) sin que se derramen.
Lo primero que añadimos es la levadura fresca desmenuzada y disuelta en la leche templada (no caliente), y los huevos enteros.
Por las paredes exteriores del volcán, echaremos el azúcar y la sal. De esta forma evitaremos que la sal y la levadura entren en contacto, pues si esto pasa el pan no levaría igual.
Troceamos la mantequilla blandita (no es necesario que esté a punto pomada, con que pueda trabajarse es suficiente) y los repartimos como el azúcar y la sal, por la parte externa del volcán.
Comenzamos con el amasado, rascando las paredes con los dedos, y removiendo el líquido interior del volcán, de esta forma evitaremos los grumos y conseguiremos una consistencia de la masa perfecta.
Llegará un momento que tengamos un consistencia perfecta para meter las dos manos en la masa, hazlo sin miedo. Se te pegará mucho en las manos y en la mesa, pero amasa y amasa, que en unos 8 minutos dejará de pegarse en las manos y en la mesa, estará firme y elástica. En ese momento sabrás que la masa del pan de muertos está lista.
Pon la masa en una fuente engrasada con aceite vegetal, tápala con un paño limpio y deja que fermente hasta que doble su volumen.
Una vez conseguido esto, divídela en 6 porciones del mismo tamaño. Cada porción será un panecillo.
Antes de darle forma a los panes, les retiramos un pedazo con el que haremos los huesos que recordarán a las calaveras. Redondeamos cada porción grande de masa, con la mano hueca, girando la masa, sin apretar ni deformar, solo la hacemos girar con la mano hueca.
Hacemos los huesos y la calavera con el trozo que hemos retirado, para ello, cortamos un trozo de masa del tamaño de una nuez más o menos, y el resto de masa la partimos en dos. Hacemos un churro con cada una de las mitades, y aplastamos con los tres dedos centrales bien abiertos, de forma que nos queden 4 partes más grandes y 3 más pequeñas. Colocamos las tiras de huesos sobre el pan, haciendo una cruz.
Con el trocito que nos queda, hacemos una bolita y la colocamos encima del todo, justo donde los huesitos se cruzan.
En el momento del horneado del pan de muerto, cogemos una bandeja grande de horno, la engrasamos y la espolvoreamos con harina.
Metemos el pan en el horno durante 15 ó 20 minutos a unos 180ºC en la parte media baja del horno.
Cuando estén dorados, los sacamos del horno, los colocamos en una rejilla para que enfríen y, una vez fríos, los pintamos con un poco de mantequilla derretida o a punto pomada (con ayuda de un pincel de cocina) y espolvoreamos un buen poco de azúcar.
Foto orientativa: cezzie901
Si quieres, puedes dejar levar de nuevo la masa de los los panes de muerto antes de meterlos en el horno; no es imprescindible, pero te ayudará a que queden más esponjosos.
Además, si quieres darle un sabor diferente, puedes añadir retirar una cucharada de azúcar normal de la masa, y sustituirla por azúcar vainillada. Además, puedes rallar en la boca del volcán la piel de una naranja, bien limpia, asegurándote de rallar sólo la parte naranja, nada de la blanca, pues amarga.
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