Receta de Tortilla de gambas

Pelamos la patata, la cortamos a la mitad y la picamos en lonchitas finitas finitas (cuanto más finitas, antes se harán y antes terminaremos la tortilla)

Salamos las patatas y las colocamos en una sartén con abundante aceite. Las tendremos a fuego medio/alto hasta que se ablanden y se rompan fácilmente.

Con ayuda de un colador, escurrimos bien las patatas, intentando que queden lo menos aceitosas posible. Reservamos.

En un bol grandecito, batimos los huevos con un poco de leche y una pizca de sal.

Una vez bien batidos los huevos, incorporamos las patatas y mezclamos bien. Reservamos.

Si las gambas están sin pelar, las pelamos, las cortamos en trozos y las sazonamos. Reservamos.

Colocamos de nuevo la sartén al fuego con una pizca de aceite, y doramos en ella los ajos pelados y picaditos.

Una vez que los ajos hayan cogido un poco de color, echamos las gambas y dejamos que cambien de color.

En ese momento, retiramos la sartén del fuego y añadimos el pimentón. Removemos bien para que el pimentón se tueste sin quemarse.

Echamos las gambas y el ajo en el bol con los huevos y las patatas, y removemos hasta que todo quede bien integrado.

Ya sólo nos queda cuajar la tortilla. Para ello, echamos una cucharada de aceite en la sartén, dejamos que se caliente mucho y, cuando esté caliente caliente, echamos toda la mezcla en ella de golpe.

Cuando más o menos esté cuajada por un lado, le damos la vuelta con ayuda de un plato o una tapadera (o como cada uno lo hagamos normalmente) y dejamos que la tortilla se cuaje por el otro lado... Y se acabó, una tortilla deliciosa que se puede comer tanto fría como caliente y que es perfecta para llevar al campo o hacerse un bocadillo.

Foto orientativa: Carla Bbneko Herrera

No te asuste echar mucho aceite en la sartén, las patatas se harán mejor y el aceite luego se escurre y se puede volver a usar, pues la patata no deja sabor ni ensucia el aceite.

El pimentón que añadas puede ser picante o dulce, e incluso agridulce, todo depende de si te gustan las cosas picosas o no, o si la tortilla la van a comer niños.

Si ves que en el momento de echar en pimentón en la sartén hay mucha cantidad de aceite, puedes eliminarla pues no es necesario que tenga más que un pequeño chorrito para que el pimentón se tueste.

La receta de las gambas al ajillo lleva un chorro de vino blanco después de tostar el pimentón. Si te gusta, puedes añadir un chorrito en la sartén y dejar que se evapore todo lo que puedas, eso sí, no añadas la misma cantidad que añadirías a unas gambas al ajillo normal, pues en estas lo ideal es que quede mucha salsa para mojar y mojar pan.